LA FRECUENCIA DEL AMOR

La luz del Cristo se abre paso en la oscuridad del plano material resonando en cada corazón que vibra en el amor compasivo.

La quietud y el silencio del ego mental les acerca a su verdadera esencia. En el sonido del silencio podrán conectar con su Yo Soy o espíritu divino.

Sientan su latido cardiaco, focalicen ahí su atención con paciencia y disposición hasta que sean uno con Yo Soy.

En el tiempo sin temporalidad no hay espacio para la desidia, para la negligencia, para el caos interno. En el orden hay amor, en el amor hay orden.

En ese espacio sagrado está su Maestro interior, ahí encuentran todas las respuestas que buscan. Es la voz del Padre que musita melodías de amor.

Búsquenlo diariamente hasta que sean uno con su amor, su abundancia y poder. Se requiere persistencia y voluntad espiritual.

Dejen atrás todo dogma, prejuicio y creencia de separatividad.
El padre no discrimina a ninguno de sus hijos. Su infinito amor resuena en toda la escala evolutiva, en cada ser que lo busca y bendice su nombre.

En el sonido del silencio acceden a su omnisciencia de acuerdo a su nivel de consciencia.

La frecuencia del amor derretirá todo temor, toda frialdad de la que se han revestido para no sufrir, para escapar de las experiencias del mundo terrenal.

La frecuencia del amor les permite comprender que todo lo que ocurre es perfecto, para aprender las lecciones que cada uno necesita, no hay
pausa, no hay azar.
Es la sincronía y propuesta de la vida para avanzar.

Ríndanse a la voz del alma y acepten lo que les corresponde vivir y aprender en cada evento, en cada circunstancia y por añadidura encontrarán la paz y la armonía.

La frecuencia del amor es la voz interior pura y diáfana, es la melodía de la corte celestial que celebra cuando el hijo pródigo retorna a la casa paterna.

La frecuencia del amor es el gozo, es la alegría que nutre el alma, que descubre la belleza en una flor, en una sonrisa, en una palabra de aliento.

Es escuchar a un otro, en silencio, sin buscar reconocimiento sólo por el placer de dar, es el amor incondicional.
Amado Sananda